Estudio de caso de la labor del CMI centrada en las personas sin hogar en Nueva York
Estudio de caso

Estudio de caso de la labor del CMI centrada en las personas sin hogar en Nueva York

Fondo

El Women's City Club of New York (WCC) es una organización sin ánimo de lucro, apartidista y activista que se dedica a mejorar la calidad de vida de todos los neoyorquinos. El WCC trabaja para dar forma a la política pública con el fin de promover un gobierno receptivo a través de la educación, el análisis de temas, la defensa y la participación cívica. Ahora, en su segundo siglo de servicio, el CMI ha centrado sus esfuerzos en capacitar a las mujeres para que se comprometan más cívicamente.

En 1988, la ciudad de Nueva York se enfrentaba a una situación de emergencia: unas 1.200 mujeres vivían en los centros de acogida para mujeres solteras de la ciudad, además de un número incalculable en las calles. Estas mujeres eran especialmente vulnerables, tenían necesidades urgentes sin cubrir y su número crecía proporcionalmente más rápido que el de los hombres sin hogar. Como señalaba el CMI en uno de sus primeros informes: "Ha llegado el momento y la oportunidad de acabar con el sinhogarismo femenino".

La ciudad de Nueva York ha albergado a personas sin hogar desde 1896. La falta de hogar surgió como un fenómeno social significativo en la década de 1970 y la ciudad de Nueva York estableció un sistema de emergencia de refugios temporales, una red "helter-skelter" de armerías escuelas e iglesias, y a veces hoteles. El sistema existente de refugios de emergencia creció de forma dispersa y ad hoc cuando la ciudad se apresuró, bajo la presión de los mandatos judiciales de principios y mediados de los 80, a encontrar camas para una población de sin techo que crecía como la espuma.

A principios de 1988, los miembros del CMI formaron el Proyecto de Mujeres Sin Hogar para examinar y abordar más a fondo las necesidades de las mujeres solteras en los refugios de la ciudad. La principal preocupación era identificar fuentes adecuadas de alojamiento permanente y mejoras en las condiciones y servicios. El siguiente paso fue informar al público, presionar a los funcionarios electos y buscar la atención de los medios de comunicación para ilustrar la necesidad de actuar y remediar así la situación.

Acciones

**Conferencias
El informe Home Again, A Plan for New York City's Homeless Women (De nuevo en casa, un plan para las mujeres sin hogar de Nueva York), publicado por el Comité Selecto sobre Personas sin Hogar del Ayuntamiento de Nueva York, presidido por el concejal Abe Gerges, sirvió de catalizador y marco para que el CMI organizara una conferencia en toda la ciudad copatrocinada por el Ayuntamiento de Nueva York, IBM Corp. y el CMI. Los profesionales miembros del CMI dirigieron el desarrollo de la iniciativa, incluyendo la programación de las reuniones iniciales con los directores de los refugios, la creación de una lista de correo de toda la ciudad que incluía a presidentes y directores ejecutivos de organizaciones cívicas y de mujeres, y centrando el impacto de la conferencia en tres áreas principales: vivienda permanente asequible, condiciones en los refugios de mujeres y reunificación de las madres cuyos hijos estaban en acogida por falta de una vivienda adecuada. La conferencia, de un día de duración y a la que asistieron 175 personas en representación de 70 organizaciones, se celebró en las instalaciones de IBM el 16 de mayo de 1988. Se emitió un informe resumido, que se distribuyó a todos los asistentes, en el que se afirmaba el apoyo a la construcción de viviendas permanentes asequibles para satisfacer sin demora las necesidades de las mujeres sin hogar de hoy en día.

Como resultado de la conferencia, el CMI fundó ese mismo año la Coalición de Mujeres sin Hogar. Estaba formada por 42 organizaciones de defensa, servicios sociales, cívicas y de investigación. En tres años había crecido hasta incluir a 71 organizaciones.

En enero de 1992, el CMI y la Coalición de Mujeres sin Hogar organizaron una conferencia de seguimiento titulada "Más allá de las pequeñas instalaciones y las buenas intenciones: Improving the Women's Shelter System in NYC". El verano de 1991 se dedicó a conseguir los permisos municipales necesarios para entrar en los albergues. Una vez conseguido esto, un equipo de 14 miembros de la Coalición, entre los que se encontraban miembros del CMI, recibió formación por parte de trabajadores sociales experimentados sobre cómo hablar con las mujeres de los centros de acogida para obtener la máxima información. Utilizando un cuestionario probado, el CMI llevó a cabo una encuesta de cuatro semanas en los refugios de la ciudad para examinar la calidad de los servicios prestados y recomendar mejoras que pudieran aplicarse sin grandes infusiones de dinero público.

La segunda conferencia, con el alcalde Dinkins como orador principal, y el informe que la acompaña fueron los resultados de esa encuesta. Los resultados nos convencieron de que era necesario un cambio radical y significativo en todo el sistema para que las mujeres sin hogar pudieran funcionar con éxito fuera de los albergues. Además, se recomendó encarecidamente que la ciudad "subcontratara" un número cada vez mayor de albergues y servicios a proveedores de servicios sin ánimo de lucro que, por una serie de razones, podían ofrecer más "rentabilidad". En esta época de escasez de dinero público, la ciudad se vio obligada a utilizar sus limitados recursos de forma más eficaz.

**El Directorio
Al reflexionar sobre las dificultades a las que se enfrentaban estas mujeres, los miembros del CMI se mostraron consternados por las condiciones de los refugios. También era obvio que la ciudad no disponía de un directorio completo de recursos de alojamiento adecuados para su colocación. El CMI decidió colmar esta laguna hasta que la ciudad se hiciera cargo de la tarea. Entrevistamos a funcionarios de organismos públicos y privados para determinar el alcance de la información necesaria. Se buscó ayuda profesional para diseñar un cuestionario que recogiera datos sobre cada una de las instalaciones de la ciudad. Los voluntarios del CMI realizaron encuestas telefónicas tanto al personal como a los promotores de viviendas permanentes y de transición. Entre los organismos consultados se encontraban la Oficina del Alcalde para los Sin Techo y la Vivienda SRO, el Programa de Préstamos SRO del Departamento de Preservación y Desarrollo de la Vivienda de NYC, la Oficina Regional de NY de la Oficina de Salud Mental de NYS, los Servicios Comunitarios de la Universidad de Columbia, el Proyecto de Ley SRO de West Side, el Proyecto de Ley SRO de Mobilization for Youth Legal Services y organizaciones miembros individuales de la Coalición de Mujeres Sin Techo.

Una subvención de la Fundación Robert Sterling Clark y contribuciones de IBM Corporation, Real Estate Board of New York y Manufacturers Hanover Trust Company apoyaron el desarrollo del directorio. Estos fondos se utilizaron para contratar a un becario y a personal profesional, así como para costear la publicación propiamente dicha. La primera edición se publicó en 1990 y estaba destinada a asesores de colocación o especialistas en vivienda. Sin embargo, en respuesta a la demanda, en 1992 se elaboró una edición ampliada que se distribuiría también a hospitales, prisiones y bibliotecas públicas.

**Informes
En febrero de 1992, un informe de la NYC Commission on the Homeless también recomendaba una reestructuración fundamental en virtud de la cual "las organizaciones sin ánimo de lucro deberían desarrollar y gestionar las instalaciones y programas necesarios." Esto era una clara prueba de que el CMI había conseguido que la ciudad adoptara su recomendación. Para impulsar la aplicación de la recomendación, el CMI realizó una encuesta de seguimiento para determinar la viabilidad de que las organizaciones sin ánimo de lucro asumieran realmente estas responsabilidades.

En marzo de 1993, el CMI publicó The City as Contractor: the Perspective From Six Not-for-Profit Social Service Providers (La ciudad como contratista: la perspectiva de seis proveedores de servicios sociales sin ánimo de lucro), en la que recomendaba lo siguiente: elaboración de listas de proveedores precalificados por parte de cada organismo gubernamental, una explicación clara del proceso de contratación, contratos plurianuales, implantación de un sistema de pronto pago para todos los vales, mejora de las cualificaciones y formación de los responsables de contratación y cumplimiento y, por último, promulgación por parte del alcalde de una declaración política sobre contratación externa y creación de un comité consultivo de las organizaciones sin ánimo de lucro.

En el verano de 1994, el CMI y miembros de la Coalición de Mujeres sin Hogar volvieron a los albergues para entrevistar a residentes y directores. Los resultados fueron decepcionantes. Se habían perdido muchos logros y el paso de las personas sin hogar a viviendas permanentes era lento. Dejando de ser un problema social temporal, publicamos un nuevo informe en mayo de 1995: Una emergencia que no desaparecerá. Entre las conclusiones figuraban que faltaba una misión clara y que una deficiencia flagrante era la colocación en viviendas. Aunque, en general, los albergues eran seguros y los servicios sanitarios recibían buenas calificaciones, era evidente que los servicios para el abuso de sustancias eran más importantes que nunca. Además, las condiciones de las instalaciones eran deficientes y se daba poca prioridad a la reunificación familiar. La lenta privatización erosionaba la moral del personal. El informe concluía: "Tiene que haber una forma mejor".

En mayo de 1999, el CMI volvió una vez más a los centros de acogida y publicó un informe titulado apropiadamente Mujeres sin hogar, la emergencia permanente de NY. En la última década habíamos aprendido más sobre lo que había que buscar y que existían posibilidades de mejora. Seguimos siendo defensores de la contratación de albergues sin ánimo de lucro y de que éstos proporcionen los servicios necesarios, especialmente con el aumento significativo del abuso de sustancias, las enfermedades mentales y el maltrato doméstico. Lamentamos más que nunca la ausencia de alternativas de vivienda asequible y apoyamos programas adicionales de subsidio de alquiler. Instamos a poner en marcha el acuerdo NY NY II con el Estado para proporcionar más recursos para las enfermedades mentales. También era imperativo que hubiera más opciones que respondieran a las distintas necesidades de las mujeres, como los hogares de grupo y las viviendas compartidas con supervisión.

Esfuerzos de colaboración con la ciudad de Nueva York
En agosto de 1996, el CMI y la Oficina de Gestión de Políticas de la Oficina del Contralor de la ciudad de Nueva York publicaron un informe conjunto titulado Review of the Foster Care Housing Subsidy Program (Revisión del programa de subsidios para viviendas de acogida). Encuestamos a 65 agencias sin ánimo de lucro que acogen a niños de la ciudad de Nueva York. El subsidio, promulgado por la Legislatura del Estado de Nueva York en 1988, había sido mal entendido y significativamente infrautilizado. El subsidio de vivienda para familias de acogida proporcionaba una subvención mensual en efectivo para el alquiler que no superaba los 300 dólares al mes, además de la asignación de alojamiento de la asistencia social. Las respuestas a la encuesta demostraron que la falta de vivienda asequible contribuye a que los niños ingresen y permanezcan innecesariamente en hogares de acogida. "... algunos mucho más allá del momento en que estaban preparados, según todos los demás criterios, para ser dados de alta al cuidado de sus padres".

Más tarde ese mismo año, en respuesta a las conclusiones del informe, el CMI organizó una reunión tipo taller en la sede del CMI de representantes de las 65 agencias para que los funcionarios municipales les formaran sobre las formas más eficientes de aplicar el subsidio. Uno de los aspectos más inesperados y valiosos de la reunión fue el intercambio de información práctica entre los participantes sobre sus experiencias individuales en el uso de la subvención. Nunca antes se habían reunido en grupo.

Impacto

El CMI prestó la atención necesaria a la cuestión de la "emergencia permanente" del alojamiento. El trabajo de colaboración del CMI dio lugar a una serie de reformas, entre las que se incluyen:

  • El Ayuntamiento aumentó la proporción de viviendas asequibles destinadas a adultos solteros.
  • La ciudad puso fin a los frecuentes cambios de director de los refugios, que habían socavado la capacidad del director para desarrollar relaciones de trabajo con el personal y la comunidad. Además, la ciudad inició reuniones de directores y personal en toda la ciudad.
  • Elaboración por parte de la ciudad de un Directorio de recursos de vivienda para mujeres sin hogar en respuesta a la gran demanda de los directorios del CMI.
  • Puesta en marcha del subsidio de vivienda para familias de acogida: Se amplió la formación sobre el uso de la subvención, lo que permitió que un mayor número de niños en hogares de acogida se reunieran con sus padres y también ahorró a la ciudad costosos gastos relacionados con los hogares de acogida.
  • Contratación externa: Gracias a que el CMI centró su atención en los aspectos positivos de la subcontratación a agencias sin ánimo de lucro, el Ayuntamiento contrató la subcontratación de todos los centros de acogida para mujeres sin hogar, excepto dos, y amplió el concepto a otros programas de agencias municipales.